INICIO TERAPIA GESTALT ACTIVIDADES NOSOTROS CONTACTO
Terapia Gestalt individual, parejas y grupos
La luz y la sombra - por Enrique Costa Bravo 21 de Julio de 2010 Se ha hablado mucho de la sombra, ese lado oscuro que todos tenemos, y cuando se habla de la luz se la considera el lado hacia el que hay que tender, el lado bueno de las cosas. Creo que ponemos poca atención a ello, pues tratado como extremos, no es hacia lo que nos deberíamos mover. ¡Alejarse de la luz! ¡Qué locura¡  Pues sí, supongo que es lo que dirán muchas personas al leer esto y pretendo exponer que la luz, como polaridad, es tan  perniciosa como la oscuridad. Vivimos en un mundo de polaridades, antipatía-simpatía, suave-duro, perder-ganar, emocional-intelectual, arriba-abajo,  luz-oscuridad y solemos dar más importancia a un lado que al otro y colocarlo como bueno o malo - otra polaridad. Es bueno ser simpático, ganar, estar arriba, la luz. Y malo lo contrario. Parece ser que la luz es lo que nos permite ver, lo que nos hace radiantes y luminosos, pero cuando miro al sol  directamente no puedo ver nada más y cuando dejo de mirarlo me quedo ciego a lo que me rodea.  Cuanto más radiante y luminoso soy, más oscuras son las personas que me rodean, no puedo ser luminoso sin que los  demás se conviertan en sombras. Entiendo que esta fuerza de la luz, es una fuerza que tiende a elevarme, a sacarme de la tierra y cuanto más lejos estoy de  lo terrestre, menos me percato de lo que sucede. Es como ver a la tierra desde lo alto, pierdo la visión y el contacto con  ella y, por ende, mi responsabilidad con lo humano. Cuando estudiaba religión en la escuela, me llamó mucho la atención un personaje, Lucifer, “el portador de la luz”, que  dice:  “Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo  Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo." (Is. 14.12-14)  Y me he preguntado muchas veces si no confundiremos a la luz con su portador. El portador pretende que nos alcemos sobre el nublado, que nos salgamos de nuestro destino terrestre, que no hagamos  caso de lo que ocurre en la tierra y nos coloquemos arriba, en el norte, por encima de las estrellas de Dios.  ¡Joder! ¡Qué lejos¡ ¿Es esto lo que nos propone la luz?  El portador de la luz nos obnubila con lo que porta y aquello que nos debería alumbrar, nos ciega, nos saca de la realidad  del ahora, del momento que vivimos. Por el otro lado tenemos la sombra, “el lado oscuro” (suena a película) del que pretendemos separarnos y en el peor de los  casos negarlo, pues cuanto más grande es la luz, más prolongada es la sombra. ¿Cómo podemos solucionar esta cuestión y qué nos propone la luz? sigue